ESTA NOCHE lunes 28 febrero 2011
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MEDIA COLUMNAEl proyecto reaccionarioJorge MorelliEl segundo gobierno de Alan García ha tenido que recurrir a decretos de urgencia para intentar nuevamente romper la parálisis y agilizar las concesiones. Es una medida desesperada, consecuencia en parte del fracaso de los decretos legislativos llamados del “perro del hortelano”, derogados en el contexto de la tragedia de Bagua.¿Por qué se vio el gobierno, no obstante, en la situación de normar aspectos fundamentales de lo que debió ser su programa de gobierno vía decretos legislativos a mitad de período? Eso debió formar parte de sus primeros 90 días.¿Por qué tuvo que pedir al Congreso facultades delegadas para legislar materias fundamentales? Se debió y se debe a que la institucionalidad para el desarrollo no está pensada en función de la gobernabilidad democrática del país.El gobierno no se atrevió a enviar esas reformas de segunda generación como proyectos de ley regulares por temor a su desaprobación en el legislativo. Sin querer pasar por el Congreso, vía delegación de facultades terminó produciendo un centenar de decretos legislativos mal explicados, que levantaron la protesta y acabaron derogados. En las postrimerías de su período, vuelve el gobierno a la carga otra vez usando –y abusando- esta vez del mecanismo de los decretos de urgencia, para destrabar la inversión.Técnicamente, un proyecto de desarrollo debería ser una línea de ensamblaje, en la que las piezas caen en su sitio en el momento preciso. Si el desarrollo desborda lo técnico y se politiza, es porque se quiere detener la inversión por razones políticas. Es lo que el ansistema radical se ha propuesto, ahora que sabe que en el Perú ya no tomará el poder. Pero su proyecto político sigue siendo reaccionario.
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